domingo, 30 de mayo de 2010

Día de las Madres

Durante mucho tiempo mantuve la convicción de que el día de las madres, del padre, del hijo o del espíritu santo no era más que un invento, un conejo sacado de la chistera de los agudos responsables de marketing del Corte Inglés y otros establecimientos de parecido corte, con el único propósito de aliviar regularmente nuestros bolsillos a costa de estas enternecedoras celebraciones familiares.

Con los años, viajando por el mundo, pude comprobar que en todos los países existen festejos similares, incluyendo el día del niño, del abuelo, del tío carnal… No faltan, en algunos, el día del periodista, de la amistad, de los héroes, de los enamorados ¡cómo no!, del indígena, del orgullo gay, del médico de familia… Y así hasta cubrir todo tipo de parentelas, oficios, personajes y actividades posibles que, cuanto más, mejor para hacer caja.

Pero, contra lo que yo suponía, el día de las Madres, así, con mayúscula porque ellas se lo merecen, no es un invento tan moderno ni muchos menos. En 1870, Julia Ward Howe, norteamericana, activista social, abolicionista y poeta, creó el
día de las madres por la paz, que luego devino en la festividad que hoy solemnizamos.

Las primeras celebraciones se remontan a la antigua Grecia, en honor a
Rea, madre de los dioses Zeus, Poseidón y Hades. Se dice que los romanos adoptaron de los griegos estas efemérides con el nombre de La Hilaria, materializada en tres días de ofrendas, durante los idus de marzo, en el templo de Cibeles o Magna Mater, madre de los dioses del Olimpo.

La mayor parte de las creencias, valores y prácticas religiosas y filosóficas se ocupan de la figura materna con algún grado de exaltación. El budismo propone contemplar a todos los seres vivos como a nuestra madre y habla mucho del cariño de la madre hacia el hijo.

En un
sütra  –literalmente, discurso –  de la filosofía budista se enuncian los diez tipos de bondades brindadas por la madre a su hijo. Creo que os gustará conocerlas:

La primera, proteger y cuidar al bebé en su vientre;
La segunda, soportar el dolor del parto;
La tercera, olvidar todo el dolor cuando el hijo ha nacido;
La cuarta, amamantar al hijo con su pecho, educarlo y hacer que crezca;
La quinta, comer ella el bocado amargo y guardar el dulce para su hijo;
La sexta, poner al hijo en lugar seco y acostarse ella en lo mojado;
La séptima, limpiar la suciedad del hijo;
La octava, pensar siempre en el hijo que está lejos;
La novena, el interés y devoción sinceros;
La décima, el amor hasta la muerte.

Es hermoso reconocer lo difícil que resulta devolver todo esto.

¡Feliz día de las Madres!


IMAGEN: Fragmento de "Madres de la Plaza de Mayo", pintado en 1983 por la artista argentina Diana Dowek. Sus obras han sido galardonadas en Argentina, Estados Unidos y España.