sábado, 28 de mayo de 2011

Viernes

Beirut, Cairo, Bangkok, Moscú, Asunción, Saigón, Almaty, Santo Domingo, Dacca…

A veces me apetece sentarme en la escollera a ver el mar jugando con esos nombres en la boca. Algunos como piedras, otros como joyas. La mayoría, azucarillos en el agridulce de los recuerdos.

16550366 1Asunción es un caleidoscopio impregnado de bahía, de lapachos amarillos y rosados entre la furia llameante del flamboyán. La bengalí Dacca, un barrizal tras el monzón, con la fertilidad y la tragedia sobre las mismas aguas. Bangkok y Santo Domingo –engañosas profundidades del azul– podrían hermanarse en el gris de los humos de un tráfico insufrible.

Beirut es un rosa enfermizo hundiéndose en el suave atardecer desde la corniche, junto al faro rebajado de altura por un misil israelita en un aciago día de cólera. Moscú, la lividez insidiosa de la plata, la transparencia de un frío cruel. Hemingway decía que la luz más hermosa del mundo es la de España, que se mete en el corazón para quedarse.

Esta tarde es viernes, se ha ido la luz y llueve con ganas de llover. La gente dice que hace falta agua, que las vacas mueren en las provincias del norte. Con el agua nos proveerán de leche. Para mí, semidesnatada, por favor.

Estoy contento porque sigue siendo viernes y saldré a cenar con los amigos. Beberemos vino y nos reiremos de cualquier cosa. Nos reiremos con la versión más cínica de Pepe y su compromiso post anarquista. Nos iluminará la sensatez de Luis y me sentiré a gusto en su compañía, como frente a una chimenea en un día gélido de mi Pirineo.

Extrañaremos a Eduardo, que está en Bruselas, y echaremos de menos a Paco, que se fue a España a españolearse un poco. Ana y Carmen aportarán un delicado toque femenino.

Meson_Cienfuegos_1624Digo que es viernes y saldré a cenar con los amigos en cuanto deje de llover. Seguramente iremos al Mesón Cienfuegos, donde Salvador que, a poquitos, se ha ido ganando nuestra confianza. La calidad de su cocina es muy sólida y a precio razonable. Cosa rara por estas latitudes, casi siempre como para protestar. Con alguna excepción como esta. Como en todo.

Esta noche tendremos invitados. Ella es una mujer hermosa a su manera, con cicatriz que decía no sé quién. Lleva en el caminar, en la mirada, en la compostura del cuerpo, en el movimiento de sus manos al hablar, la personalidad esa que sólo emana de alguien que ha pasado por momentos amargos en la vida: la cicatriz que hace que una sonrisa valga más cuando hace falta que valga algo.

Mulata, del Bronx, 25 o así. Su marido alemán y cincuentón. Él recorrió Afganistán desminando carreteras para la OTAN. Ella bailaba en un escenario de mala muerte ondulando su cintura embaraza para la hueste internacional. Decían que trabajada para la CIA, ella. Me aseguraron que descubrió que los servicios secretos paquistaníes ayudaban a los talibanes secretamente, mientras Washington donaba millones de dólares a Islamabad. No sé. Mejor no preguntar.

No preguntar nada y a ver si deja de llover de una puta vez. Antes de que deje de ser viernes.


IMÁGENES: Arriba, lapachos en flor en Asunción. Abajo, terraza del Mesón Cienfuegos en Santo Domingo.

sábado, 14 de mayo de 2011

De guaguas, insectos y otras ficciones

Cada palabra tiene una curiosa historia y a ciertas voces se les atribuye más de una. El hecho de que una palabra tenga una etimología definida, no previene que, un tiempo después, al mismo término se le impute un origen o significado diferente.

guagua3Viene esto a cuento de una noticia publicada hace varias semanas en un diario local, afirmando que la palabra “guagua” deriva del inglés Wa & Wa, un acrónimo de la Washington Walton and Co. Inc., primera fábrica estadounidense, según el diario, en exportar sus autobuses a algunas islas del Caribe -República Dominicana, Cuba y Puerto Rico- y a las españolas Islas Canarias.

Añade el noticiero que el logo o marca de la Wa & Wa consistía en una liebre blanca, azul y roja -colores de la bandera americana- que figuraba de forma prominente en el frente, fondo y costados de todos sus autobuses.

La cosa me pareció poco creíble considerando lo extraño de los colores para una liebre. Además, la etimología de este vocablo fue ya profusamente discutida por autores tan serios como Pichardo (1836) en su Diccionario Crítico Etimológico o Millares (1924) en el Léxico de Gran Canaria, entre otros.

Por más que, efectivamente, el uso de la palabra “guagua” es habitual en las citadas islas para referirse a los medios de transporte colectivo, como autobuses, buses o autocares, quise indagar en esta historia y, por pura casualidad, descubrí un blog cubano donde se incluye una reseña idéntica a la publicada en el diario referido.

El blog aporta trece curiosidades “de nuestra querida y añorada Cuba, la tierra más bella que ojos humanos vieron”, a decir del bloguero. Me interesó el tema y leí: “La famosa catedral de La Habana, de estilo barroco, obra del arquitecto vasco Alberto de Gorostiaga, es copia de una idéntica de la iglesia de Santa Lilia, en Bilbao”. Nací yo, como por casualidad, cerquita de Bilbao y puedo asegurarles que no existe por allá ninguna iglesia de Santa Lilia y que Alberto de Gorostiaga fue un afamado maestro de canto bilbaíno y no un arquitecto vasco.

Escribe luego el cubano sobre la orquídea más pequeña del mundo, “cuya flor es del tamaño de un grano de arroz y solo crece en la provincia cubana de Matanzas”. Continúa con “el único río del mundo de aguas color violeta”, cubano, claro está, y así hasta llegar a lo que a mí me parece el clímax de la boutade: “El primer insecto oriundo de Cuba es el "ätihcaracüc anitram″, hoy extinto, y que en lengua taína quiere decir bicho azul volador”. Observen cuidadosamente. Si leen al revés el nombre del bicho, sin considerar las diéresis, obtendrán cucarachita martina, nada que ver con una denominación científica seria.

Prescindiendo del buen humor del bloguero cubano -que Dios conserve y los Castro le permitan disfrutar- parece que la palabra “guagua” no es más que una corrupción fonética de “wagon”, término anglosajón que designa un vehículo de transporte utilizado en Cuba durante la ocupación norteamericana y en Canarias algunos años después.

Otra hipótesis narra la historia de un español radicado en un país centroamericano que transportaba pasajeros en un carretón tirado por caballos en el que los bebés o “guaguas” o niños de brazo viajaban gratis. Le tocó lidiar con los pícaros que subían al carromato inventando todo tipo de argucias para no pagar, a los que recriminaba invariablemente con un “ya veo que queréis ir de guagua”. Pronto, la gente adoptó el vocablo para referirse al carretón del español.

En la actualidad, “guagua” es también el nombre genérico de numerosas especies de insectos hemípteros, entre los cuales tal vez se encuentre el ätihcaracüc anitram del bienhumorado cubano.


IMAGEN: Una guagua en La Habana. Nada que ver con los modernos “ecobuses” no contaminantes que circulan por algunas capitales europeas.